lunes, 10 de marzo de 2008

Del destino

Hay veces que en la vida comienzan a sucederte cosas que, por uno u otro motivo la cambian por completo y que en algunos casos sólo te permiten contemplar y padecer la desgracia sin poder hacer nada por evitarla. La muerte de un ser querido, la enfermedad, el fin de una relación que pensabas podría durar siempre, el despido por motivos ajenos a tu dedicación... Todos estos avatares me han enseñado a afrontar el futuro con otra actitud no sólo más positiva sino también con la confianza de que todo aquello que esté por venir sea bueno, malo o indiferente dependerá en gran medida de cómo yo lo afronte y la seguridad y el cariño que transmita a la gente a la que en realidad le importo y de la que intento rodearme. Lo que hace un tiempo me parecía que podía ser una desgracia hoy día en ocasiones me parece hasta una anécdota o incluso un alivio. Quedarse sin trabajo, incluso no mereciéndolo en absoluto, puede ser recibido como una oportunidad de encontrar algo mejor que te aporte más en el ámbito personal y en el profesional. Enamorarse de una persona que no "es la correcta" porque puede empañar tu relación con alguien cercano a ella, me parece, hoy por hoy, un motivo de alegría y alborozo con el que congratularse. Sobre todo porque sabes que si no existiera ese vínculo todo sería mucho más fácil.
Espero que no tengáis que sufrir en mucho tiempo ninguna desgracia que os haga, como a mi, daros cuenta un poco tarde de que las cosas tristes y las malas noticias dependen en gran medida de cómo uno sea capaz de afrontarlas. No tengáis que arrepentíos de no haberle dicho a un ser querido lo mucho que le queríais y que siempre le echarás de menos cuando no esté...

No hay comentarios: