Los bienquedas son esas personas que por tratar de no quedar mal con nadie al final quedan mal con todo el mundo. El bienqueda te dirá: "venga quedamos en breve" cuando en realidad no le apetece un carajo quedar contigo. Lo deduces porque pasan las semanas, meses, años y sigues sin tener noticias de él/ella. El bienqueda conoce todos los grupos musicales de los que le hables, aunque cuando profundizas en canciones, discos o cosas más concretas parece que no los ha oído/visto en su vida. Lo mismo le pasa con las películas, las ha visto todas pero luego tiene una ligera amnesia con los nombres de actores, director, con el argumento... Os dirá que él/ella tiene una memoria fatal para los nombres. O que ve tantas películas que las confunde y mezcla entre sí. La culpa de todo la tiene el emule (y no Yoko Ono).
Los bienquedas te dicen sin que nadie les pregunte que que bien te queda esa camiseta con la que ya te habían visto doscientas veces o tu nuevo corte de pelo, que en realidad es el de siempre. Alguna vez he intentado discutir con alguno de ellos provocándolos y es imposible. Son inmunes. Siempre me hacen ver la verdad absoluta del refrán: "dos no discuten si uno no quiere".
Los bienquedas eran los que en el colegio y en la facultad se quedaban después de clase (siempre) a hablar con el profesor. También suele conocérseles como pelotas o gordopilos. De mayores suelen orientarse por la política o el periodismo. Ya sabéis que en este país diciendo lo que realmente opinas y piensas no llegas a ninguna parte. Ahí se mueven como pingüino en el agua.
Las frases que suelen sacarlos a la luz normalmente son las preguntas que te hacen. "¿Qué tal todo?" es frecuentemente la que más usan. Yo suelo contestarles algo absurdo del tipo: "el tiempo mejorable, la familia en pleno ascenso y la vida sentimental inigualable, ¿no me ves que terso!".
Lo peor es que en un momento u otro todos somos algo bienquedas. Yo por ejemplo, con la gente que me cae mal normalmente se me nota en seguida. Pero en ocasiones para no desmembrar una pandilla o generar tensión innecesaria tengo que hacer la pantomima. Y me descubro preguntándoles que qué tal todo.
Los bienquedas te dicen sin que nadie les pregunte que que bien te queda esa camiseta con la que ya te habían visto doscientas veces o tu nuevo corte de pelo, que en realidad es el de siempre. Alguna vez he intentado discutir con alguno de ellos provocándolos y es imposible. Son inmunes. Siempre me hacen ver la verdad absoluta del refrán: "dos no discuten si uno no quiere".
Los bienquedas eran los que en el colegio y en la facultad se quedaban después de clase (siempre) a hablar con el profesor. También suele conocérseles como pelotas o gordopilos. De mayores suelen orientarse por la política o el periodismo. Ya sabéis que en este país diciendo lo que realmente opinas y piensas no llegas a ninguna parte. Ahí se mueven como pingüino en el agua.
Las frases que suelen sacarlos a la luz normalmente son las preguntas que te hacen. "¿Qué tal todo?" es frecuentemente la que más usan. Yo suelo contestarles algo absurdo del tipo: "el tiempo mejorable, la familia en pleno ascenso y la vida sentimental inigualable, ¿no me ves que terso!".
Lo peor es que en un momento u otro todos somos algo bienquedas. Yo por ejemplo, con la gente que me cae mal normalmente se me nota en seguida. Pero en ocasiones para no desmembrar una pandilla o generar tensión innecesaria tengo que hacer la pantomima. Y me descubro preguntándoles que qué tal todo.