Sábado, sabadete, 11 de la mañana. Aquí me hayo esperando los cambios de un cliente que se suponía que nos iba a dar ayer urgentes porque hay que mandar el díptico urgentemente a la imprenta. Otra de las maravillas del mundo de la publicidad. Ese mundo donde lo urgente se convierte en interminable y el "lo quiero para ayer" se conjuga con noches en blanco y días sin nada que hacer. Donde el cliente te pide que diseñes algo pero no sabe qué, ni por qué ni para qué ni si en el fondo hace falta. Donde "dale una vuelta" se convierte en vuelve a empezar que esto no me gusta una mierda.
Los cambios probablemente no estén ni el lunes porque este cliente es de la gama de los impresentables supremos y cuando tratas de quedar con el para que te de información de un trabajo o algo pueden pasar semanas sin saber de el. Es de los que te dice que te da un proyecto y luego se lo da a otro. ¿Se cree que si nos dijera que no nos lo va a dar íbamos a llorar o algo?. En fin... flora y fauna del mundo publicitario...
Los cambios probablemente no estén ni el lunes porque este cliente es de la gama de los impresentables supremos y cuando tratas de quedar con el para que te de información de un trabajo o algo pueden pasar semanas sin saber de el. Es de los que te dice que te da un proyecto y luego se lo da a otro. ¿Se cree que si nos dijera que no nos lo va a dar íbamos a llorar o algo?. En fin... flora y fauna del mundo publicitario...
2 comentarios:
Jejejeje... qué cabroncetes son algunos... Y la de cosas imposibles que piden los muy jodíos...
Al final el cliente dió señales de vida el domingo. Por un día no acierto la apuesta:)
Publicar un comentario