lunes, 28 de septiembre de 2009

De Mariano Rajoy



Despotrico hoy de Mariano Rajoy. Porque llevaba mucho tiempo con ganas de hacerlo y porque no quiero que se piense que soy afín a ningún partido ni ideología en concreto. Si los políticos, que viven de las nidealogías, no tienen ni creen en ninguna. Es absurdo que nosotros, los que de verdad trabajamos, sigamos o defendamos alguna.

Al grano, Mariano es posiblemente el político más blandito de la historia de España. Ya era blando cuando estaba en el gobierno (acordaros de los finos hilitos de plastilina del prestige), que bochorno. Al final no eran tan finos. Y encima en su tierra. En fin, propio de Mariano. El PSOE por contra no fue nada blandito con Mariano.



Mariano también es blandito en su partido. Se le suben a la chepa, a los "Bigotes" y se le pelean encima Espe y mi querido Cejacas. Su gente se espía y se financia a lo Filesa. Ya no tienen nada que envidiar al PSOE. Y qué decir de la enorme renovación que ha liderado en su partido, incorporando a sus filas a... Soraya... eh ... al pizarrín. Porque Mariano a pesar de la inoperancia de ZP no es capaz de ganarle unas elecciones, ni de aportar soluciones, ni de dimitir, ni de limpiar su partido de morrallas, correas y trajes...

Además su imagen y sus posicionamientos no atraen por rancios, casposillos y descafeinados. Ese pelo teñido con barba canosa, -Mariano, coherencia-. Y un poco de sentido común. A estas alturas de película se sigue acercando en sus posturas a colectivos medievales y grupos de comunicación minoritarios. Convendría que se hiciera un curso de marketing y propaganda. Ay... si en Ferraz lo impartieran...

Luego está su faceta oratoria. Tiene un problema serio con las eses. Además parece que no sabe qué hacer con la lengua, o que le viene grande a su boca. Y su fina ironía es divertida, pero debería tener en cuenta que la mayoría de los españoles no entienden ni aprecian el sarcasmo. Ni son capaces de leer entre líneas. Esto se debe a la ausencia casi total de hábitos lectores (el marca no cuenta) y al empobrecimiento de la barbacoa (que no parrilla) televisiva española. Yo me topo continuamente con lectores indignados que piensan que odio a los tunos, o a la flauta dulce, o a los valencianos...

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