
La no-asunción de su edad les confiere además una carencia total de sentido del ridículo. Que suele manifestarse en coletitas, tripas al aire, escotes imperdonables o prendas excesivamente cortas y/o ajustadas. También por la cantidad de horas en el gimnasio. Tener un "personal trainer" (como dicen los modernos) no implica menos años a tus espaldas. Y hacer ejercicio es muy saludable hasta cierto punto. Llega un momento en que los brazos y piernas firmes se tornan en amasijos de músculos y venas. Además las arrugas no desaparecen por mucho que te esfuerces. La musa de esta vigorexia rejuvenecedora es Madonna, que a sus casi 50 primaveras luce brazos y piernas dignos de Conan. (véase foto adjunta)

Otro sector viejoven busca el elixir de la eterna juventud en los quirófanos y la cirugía estética. Se estiran la piel cual tambores para que las arrugas desaparezcan. Se inyectan botox, silicona, metadona... Se ponen labios morcillosos y retocan narices, orejas y pómulos. De lo que no se dan cuenta es que en vez de parecer más jóvenes y bellos se convierten en seres grimosos y artificiales. Además tanto estiramiento e inyección les reduce la expresividad y el habla. A ver quien es capaz de hablar con unos filetes adheridos a los labios. Me río yo de las piedras de Demóstenes. El máximo exponente de esta tendencia es Michael Jackson, que de tanta operación ha desarrollado una suerte de lepra nasal. Pero la lista de famosos que buscan la juventud en el bisturí es inabarcable.


1 comentario:
Cuántas veces habré pensao yo llendo por la calle "Señora, no se vista con la ropa de su hija"...
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