sábado, 28 de marzo de 2009

De los abordadores

Uno de los inconvenientes de vivir en la ciudad es que te ves abordado con una pasmosa facilidad. Cuando sales del metro te reparten unas hojitas de Magos africanos que lo curan todo, o de restaurantes y academias de idiomas, o el periódico gratuito. Si no coges el metro no pienses que estás a salvo. Paseando por el parque te pueden preguntar unos testigos de jehová o unos evangelistas si crees en dios. O saliendo de marcha te puede repartir flyers, por ejemplo un argentino, e invitarte a un chupito en el garito por el que aborda. También te pueden pedir dinero mendigos, jonkos y/o perroflautas. Si no sales de casa no pienses que estás a salvo. Recibirás llamadas de compañías telefónicas, bancos... ofreciéndote adsl más barato o mejor rendimiento para tu dinero. O mensajes al móvil ofreciéndote más mensajes. O spam ofreciéndote alargamientos de pene y viagra más barata. La vida moderna y el abordaje parecen caminar de la mano hacia el horizonte.

1 comentario:

Diego Cobo dijo...

Los que más detesto son esos chavales de 18-20 años que se recorren los vagones del metro y te sueltan encima de tu libro/revista/cómic (o incluso encima de tus brazos cruzados) la fotocopia acartonada de "no tengo trabajo, pido una limosna". No sólo tienen los huevos de no ponerse a currar en cualquier cosa, si no que además ya no quieren ni siquiera abrir la boca para para pedir el dinero que nosotros mal ganamos.
A esos y a los floreales de garito... ¡Cada 7 minutos uno, oiga!