
Cuando estuve un tiempo en Londres hace ya unos años, teníamos la costumbre de jugar al fútbol todos los sábados. Nos juntábamos gente de la academia de inglés. Había ingleses, franceses, italianos, chinos, rusos... Cada nacionalidad tenía una manera distinta de jugar: los chinos corrían, los italianos arreaban, los alemanes e ingleses daban patadón palante... sin embargo los españoles, por muy paquetes que fuéramos siempre echábamos la pelota al césped y la hacíamos circular.
Por eso estoy tan orgulloso de estos chicos. Porque no sólo no han tratado de imitar los estilos competitivos de otras selecciones (como Clemente con Italia y sus cinco defensas...) sino que han sabido hacer competitivo nuestro estilo.
Cuando terminó el partido nos quedamos con una sensación un poco extraña. Nos mirábamos y no sabíamos qué decir. Mi amigo Jose le puso letra a la sensación y nos preguntó. ¿Qué se hace cuando se gana?. Salí de marcha para averiguarlo y ver el ambientillo. Y jamás he visto tanta gente en la calle y de tan buen rollo. Inmigrantes de todos los colores vistiendo la camiseta de España coreaban cánticos y saltaban como locos. Nunca he visto nada parecido. Hoy me dan un poco de pena aquellos a los que no les gusta el fútbol.