viernes, 11 de enero de 2008

De que las cosas buenas se acaben



Este 2008 comienza con la irreparable pérdida de uno de los pocos motivos que me quedaban para ver la televisión: Antonio Gasset Dubois al frente de Días de Cine. No voy a entrar en si es cierto o no que haya dimitido o era non grato y le han dado la patada. Lo cierto es que nos quedamos sin el último librepensador de la televisión moderna. Librepensador porque además de enriquecernos con comentarios a estrenos de cine, festivales, filmografías selectas... expresaba sus opiniones libremente y sin cortapisa y, sobre todo, sin menospreciar las de los demás. ("...vuestra opinión es sagrada y la contraria también..."). Que no tomaba el cine demasiado en serio ("...el cine es una mínima parte de casi todo, e incluso, completamente prescindible...") ni a sí mismo tampoco ("...llegó la pausa, momento que utilizo para decir alguna sandez...") y que denunciaba todas aquellas cosas que otros no se atrevían pero que todos pensábamos ("...muestrario de las novedades del DVD, nuestra tabla de salvación ahora que acudir a las salas se ha convertido en un suplicio en muchas ocasiones dada la pérdida de aquello, que unos pocos seguimos valorando, la buena educación y el respeto al prójimo...").

Además, denunciaba el empobrecimiento del cine actual ("...para gente que disfruta con el buen gusto y la inteligencia, que es lo que el cine supo darnos en tiempos en que no se trataba de llevárselo crudo y cuanto más mejor..."), la gestión de los gobiernos y organismos de todo tipo ("...os recomiendo un buen paseo dejando algunos euros en el recorrido por la Feria del Libro, por supuesto me refiero a los madrileños, el resto, con la suerte de no vivir entre zanjas, obras, polución intolerable y los índices de agresividad disparados, ya tienen bastante...") y todo aquello que no encajase en su manera de pensar. Envuelto por añadidura en un sentido del humor exquisito y una fina ironía ("...creo y defiendo la independencia, lo que me convierte en un gran pesimista...").

Muere con él una televisión encaminada a ilustrar en vez de alienar, a enriquecer en vez de embrutecer, a formar librepensadores que pongan en tela de juicio lo que les dicen por la caja tonta. Pero eso a los que mandan/arán no les interesa...

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