
Despotrico hoy de este curioso
biotipo. Del fenómeno
fan. La semana pasada estuve trabajando de chófer del
famoseo y tuve tiempo de analizar a estos curiosos individuos. Se presentaba en Madrid "
The Spirit". Una película que tiene como gran innovación el estar basada en un
comic (para el interino número uno diríamos tebeo). La comitiva la formaban
Frank Miller,
Scarlett Johansson,
Eva Mendes y agregados. Durante numerosas horas teníamos que esperar en la puerta del hotel por si querían salir a dar una vuelta, ir a comprar un
pirulí, etc... Y
allí, a nuestra vera, también esperaban los
fans. Lo primero que te llama la atención es su voluntad
férrea. A pesar de su pinta de
nerds blanditos son capaces de soportar temperaturas gélidas durante horas, días y quién sabe incluso si semanas. Estoy convencido de que si alguno participase en Supervivientes (con el incentivo de algún autógrafo final) no tendrían rival. Los boinas verdes irían paulatinamente muriendo de inanición a su alrededor. La fe en verdad mueve montañas.
Otro de los detalles que te admira es la cantidad y la actualización en la información de la que disponen. Saben en qué hotel está su ídolo, si saldrá o no a cenar, si estará de buen humor y le firmará el autógrafo. Eso además de conocer todos los detalles de su biografía, sus aficiones, su historial médico... Si toda esa energía y tiempo se lo hubiesen dedicado a alguna actividad provechosa el
nobel o el
pulitzer estarían a su alcance.
Pero lo realmente divertido es su interacción con el famoso. Existen varias alternativas. La más hilarante es la reacción "cochino en
St.
Martin". Consiste en gritar
histericamente al sentir la presencia de su ídolo. Suele venir acompañada de alguna propuesta de procreación y, en algunos casos, de desfallecimientos y consecuentes desmayos.
Del mismo modo, es común la reacción "clip". El
fan se siente irremisiblemente
atraído por el magnetismo de su ídolo. Se ve impelido hacia su admirad@. Lo ha de tocar, besar, acariciar, lo que el servicio de seguridad y el humor del imán (que no
Jomeini) permitan.
El
fan tiene los sentimientos a flor de piel tanto en la espera como en el encuentro. Se emociona,
ríe, llora. No dudará en pisar la cabeza del
fan de al lado para acercarse a su admirada presa, tampoco en correr, saltar,
rappelar desde una cornisa... La dignidad de estos comportamientos es correlativa a la edad del
fan. Cuanto más joven, menos dignidad. Si no me
creéis echadle una ojeada a este
vídeo histórico de las
fans de
Take That en España.