De los mitos de la infancia

Hace no mucho tiempo, estábamos reunidos algunos amigos en una casa. Haciendo zapping por la lamentable programación española nos topamos con Superman III. Esa en que Superman se vuelve malo (bizarro) y Richard Prior es el primer hacker documentado. Yo recordaba las películas de Superman como lo mejor. Todas las navidades ponían alguna en la tele y no nos cansábamos de verlas una y otra vez. El caso es que la dejamos un rato y no pudo ser más grande mi decepción. El guión era risible, los efectos especiales lamentables y para colmo de males salía la madre del superman de Smallville, pero con muchos años menos y haciendo de Lana. Lo peor es que esto no es la primera vez que me pasa. También tenía idealizados bodrios como Condorman, en la que el héroe tiene unas alas de plástico chungo con las que huye de los malos. Habéis leído bien, no se enfrenta a ellos. Huye cual cobarde. Otras de las desmitificaciones la he sufrido con Krull, donde el "bueno", iba dejando morir a sus compañeros por el camino en su misión de rescatar a la princesa. Y qué me decís de Óliver y Benji. Los magos del balón. Magos porque convertían el campo en kilométrico y alteraban las leyes de la gravedad. Si no acordaros de las chilenas de Óliver. O de los gemelos Derrick subiéndose al larguero. O de la mítica frase: "cuando veas la portería tira". Yo, por aquel entonces, pensaba que los campos en Japón los hacían en montes o algo así. Y que el medio campo estaba en la cumbre. Si no a que eso de cuando veas la portería... si se ve desde todo el campo. A lo mejor lo que les hacía falta no era entrenar, sino unas gafas.

Los únicos mitos que han sobrevivido con dignidad en mi memoria son los Fraggel, los Goonies y poco más.

Así que, si podéis, tratad de no revisitar vuestros mitos de la infancia. Si no queréis que se empañen vuestros recuerdos.