Hoy despotrico de esta maravillosa afición. Sin duda en auge por el continuo incremento del número de parados. Te quita tiempo a mansalva. Incluso puede conseguir que te desaparezcan las ganas hasta de despotricar... Existen varios métodos. Empecemos por los tradicionales:
El paseillo. Consiste en patearse calles y aceras en búsqueda de carteles del tipo: "se necesita camarero/a, dependiente/a". Hay veces que se suprime la "a" o la "e", en cuyo caso yo me pregunto si existirá discriminación por razón de sexo. En otros sectores este método es inviable. Imaginaros pasear por un parque empresarial buscando rótulos de esta índole.
Luego está el método periódico. Buscas en la sección de empleo o te compras uno dedicado a estos menesteres. Pero en la variedad está el disgusto. Y las pocas ofertas que te pudieran llegar a interesar porque están relacionadas con tu profesión. a) o bien exigen 20 años de experiencia. O b) piden más requisitos que el príncipe colchonero del guisante. O c) la paga que ofrecen no da ni para pagarte la letra de un scooter y comer todos los días.
El Inem es otra posibilidad. Te recogen tus datos, tus estudios, tu experiencia, tus pericias informáticas, idiomas... y luego te llegan ofertas por correspondencia. Pero ¡oh!, sorpresa. Piden otra titulación completamente distinta a la tuya. En cuyo caso vas a la entrevista a que te pongan un sellito de que no vales para ello y luego al Inem. Con el consiguiente menoscabo de la autoestima. Porque no puedes rechazar más de cierto número de ofertas injustificadamente. Aunque pidan un ingeniero agrónomo y tu seas filósofo.
Internet y las nuevas tecnologías han abierto otra estupenda y entretenida posibilidad. Los portales de empleo. Son unas páginas web donde te pasas horas metiendo tus datos, estudios... y luego vas buscando ofertas que se ajusten a tu perfil. Les mandas tu currículum (un folio donde has de resumir tu ciclo vital), tu carta de presentación e incluso a veces hasta tienes que hacer una encuesta. Estas encuestas son de lo más variopinto. Muchas te piden que te pongas nota, por ejemplo, en el dominio de programas o idiomas. Imagino que será con esa misma buena fe de los profesores "pardos" que preguntan aquello de: "¿Tu qué nota te pondrías?". La credibilidad que se les puede dar es por tanto limitadita. Otras veces te preguntan cuántos años de experiencia tienes. Con lo listos que son los programas de ahora no habrá uno que pueda ahorrarnos esta sandez echando cálculos en el campo "experiencia".
Existen multitud de portales de este tipo. Llega un momento en que te peinas internet y estás registrado en todos. Y entonces te suceden experiencias escalofriantes como aplicar (apuntarse) a una misma oferta en tres portales distintos. Lo más tremendo es que se da el caso en que en uno de ellos (portales) te preseleccionan y en otro te descartan. Y tus datos y la oferta son los mismos.
Después de haber cumplimentado todos estos preliminares viene lo peor. La espera. Pueden pasar semanas hasta que la empresa lea tu CV. Y cuando lo hacen pasas a uno de los siguientes estados, "descartado" o "en proceso". Aunque pueda parecer preferible "en proceso" no lo es tanto. Porque hay veces que tu candidatura entra en estado comatoso en esta fase. Y nunca más vuelves a saber de ella. Más adelante, si la fortuna te sonríe, entras en estado de "finalista". Pero tampoco se puede uno hacer ilusiones. Yo llevo meses finalista en alguna oferta y todavía no he recibido ni correo electrónico, ni llamada, ni nada de nada.
El paseillo. Consiste en patearse calles y aceras en búsqueda de carteles del tipo: "se necesita camarero/a, dependiente/a". Hay veces que se suprime la "a" o la "e", en cuyo caso yo me pregunto si existirá discriminación por razón de sexo. En otros sectores este método es inviable. Imaginaros pasear por un parque empresarial buscando rótulos de esta índole.
Luego está el método periódico. Buscas en la sección de empleo o te compras uno dedicado a estos menesteres. Pero en la variedad está el disgusto. Y las pocas ofertas que te pudieran llegar a interesar porque están relacionadas con tu profesión. a) o bien exigen 20 años de experiencia. O b) piden más requisitos que el príncipe colchonero del guisante. O c) la paga que ofrecen no da ni para pagarte la letra de un scooter y comer todos los días.
El Inem es otra posibilidad. Te recogen tus datos, tus estudios, tu experiencia, tus pericias informáticas, idiomas... y luego te llegan ofertas por correspondencia. Pero ¡oh!, sorpresa. Piden otra titulación completamente distinta a la tuya. En cuyo caso vas a la entrevista a que te pongan un sellito de que no vales para ello y luego al Inem. Con el consiguiente menoscabo de la autoestima. Porque no puedes rechazar más de cierto número de ofertas injustificadamente. Aunque pidan un ingeniero agrónomo y tu seas filósofo.
Internet y las nuevas tecnologías han abierto otra estupenda y entretenida posibilidad. Los portales de empleo. Son unas páginas web donde te pasas horas metiendo tus datos, estudios... y luego vas buscando ofertas que se ajusten a tu perfil. Les mandas tu currículum (un folio donde has de resumir tu ciclo vital), tu carta de presentación e incluso a veces hasta tienes que hacer una encuesta. Estas encuestas son de lo más variopinto. Muchas te piden que te pongas nota, por ejemplo, en el dominio de programas o idiomas. Imagino que será con esa misma buena fe de los profesores "pardos" que preguntan aquello de: "¿Tu qué nota te pondrías?". La credibilidad que se les puede dar es por tanto limitadita. Otras veces te preguntan cuántos años de experiencia tienes. Con lo listos que son los programas de ahora no habrá uno que pueda ahorrarnos esta sandez echando cálculos en el campo "experiencia".
Existen multitud de portales de este tipo. Llega un momento en que te peinas internet y estás registrado en todos. Y entonces te suceden experiencias escalofriantes como aplicar (apuntarse) a una misma oferta en tres portales distintos. Lo más tremendo es que se da el caso en que en uno de ellos (portales) te preseleccionan y en otro te descartan. Y tus datos y la oferta son los mismos.
Después de haber cumplimentado todos estos preliminares viene lo peor. La espera. Pueden pasar semanas hasta que la empresa lea tu CV. Y cuando lo hacen pasas a uno de los siguientes estados, "descartado" o "en proceso". Aunque pueda parecer preferible "en proceso" no lo es tanto. Porque hay veces que tu candidatura entra en estado comatoso en esta fase. Y nunca más vuelves a saber de ella. Más adelante, si la fortuna te sonríe, entras en estado de "finalista". Pero tampoco se puede uno hacer ilusiones. Yo llevo meses finalista en alguna oferta y todavía no he recibido ni correo electrónico, ni llamada, ni nada de nada.
2 comentarios:
Gran blog y gran verdad, yo he pasado por todo esto que cuentas, y todos los caso son parecidos...
aún sigo parado, pero prefiero no seguir buscando por que me deprimo aún más que estando en la casa tirao...
Salu2 y te he agregado a mi blog principal, pásate cuando quieras.
La verdad que la cosa está jodia...muy jodía...
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